Cómo tratar con pacientes psiquiátricos
En ocasiones, los pacientes psiquiátricos pueden ser difíciles de tratar, pero merecen amabilidad y apoyo a lo largo del proceso de tratamiento. Tratar con ellos puede ser frustrante en ocasiones, y los malos días ocurrirán. Afortunadamente, hay maneras positivas de interactuar con los pacientes y cubrir sus necesidades. Si es necesario, también puedes apaciguar el comportamiento agresivo. Si tu ser querido es el paciente psiquiátrico, hay diversas opciones que pueden ayudarte.
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Interactuar con pacientes
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1Usa un tono amigable, pero profesional. El paciente debe reconocer que tienes autoridad, pero sin sentir que le hablas de manera condescendiente. Un tono amigable ayudará a lograrlo, ya que le expresará que te preocupas por él. Si mantienes una postura profesional, esto le mostrará que confías en su tratamiento y te sientes en control del entorno.[1]
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2Mantén el enfoque en el plan de tratamiento del paciente, no tus opiniones. Los pacientes podrían decir y hacer algo que consideres inapropiado o molesto, pero es importante que no se lo expreses. En lugar de mencionarles tus opiniones, sigue su plan de tratamiento y ayúdalos a encaminarse en la recuperación, sin importar si estás de acuerdo con sus acciones o no.[2]
- En ocasiones, esto podría consistir en abordar tus sesgos de manera consciente.
- Por ejemplo, podrías considerar que el comportamiento de autolesionarse es molesto. Sin embargo, regañar a un paciente o mostrar desagrado puede retrasarlo. En lugar de ello, trata sus heridas y ayúdalo a seguir sus protocolos de tratamiento.
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3Trata a cada paciente de la misma manera. Tendrás más dificultades para trabajar con algunos. Por ejemplo, podrías tener un paciente que es más agresivo o muestra desdeño por tu persona. Es importante que trates a este paciente tal como a cualquier otro, incluida la manera en la que lo abordas y te comportas con él.[3]
- La única solución correcta es el trato igualitario, ya que esto también puede ayudar en su proceso de tratamiento. Con el tiempo, esto también podría hacer que coopere mejor.
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4Entabla contacto visual cuando hables con los pacientes. Mantén un contacto visual natural, en lugar de uno forzado. Esto le mostrará al paciente que eres abierto y sincero, y lo tratas de manera igualitaria.
- No mires a los pacientes de forma intimidante, ya que esto podría dar la impresión de que los menosprecias.[4]
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5Usa un lenguaje corporal abierto para no desencadenar emociones negativas. Los pacientes notarán si tu lenguaje corporal luce hostil o furioso, el cual podría ser un desencadenante para algunos.[5] Podrás evitarlo al modificar tu lenguaje corporal.
- Endereza la espalda y mantén una buena postura.
- Deja los brazos a los costados. Cuando sujetes algo, bloquea tu cuerpo con ello. No cruces los brazos.
- Mantén una expresión facial neutra o, de preferencia, brinda una sonrisa amigable.[6]
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6No invadas el espacio personal de un paciente, salvo que sea necesario. Gánate la confianza del paciente antes de tratar de acercártele demasiado o entrar en su espacio privado, salvo que estés en una situación de emergencia. Podría haber ocasiones en las que tú u otro miembro del personal tengan que cruzar límites por el bien de un paciente u otros bajo su cuidado, pero haz todo lo posible por respetar su espacio.[7]
- Podrías decir algo como “Me doy cuenta de que luces triste. ¿Puedo sentarme contigo para conversar?”.
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7No toques a los pacientes, salvo que sea necesario. Algunos pacientes pueden volverse ansiosos o alterarse cuando los tocan. Incluso podría ser un síntoma de su enfermedad. No toques a un paciente, salvo que tengas permiso o sea necesario para su tratamiento.
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Cubrir las necesidades de los pacientes
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1Escucha las inquietudes del paciente. Los pacientes son menos propensos a comportarse mal si sienten que en verdad los escuchas. En algunos casos, las inquietudes del paciente podrían parecerte irracionales o ser un reflejo de sus síntomas. Por ejemplo, podría tener un delirio. Incluso si este es el caso, debes escuchar lo que tenga que decir.[8]
- Muéstrale al paciente que escuchas al asentir con la cabeza y darle respuestas afirmativas.
- Resume lo que te diga, de modo que sepa que lo entiendes correctamente.
- No hagas caso omiso a sus inquietudes ni le restes importancia a su experiencia. Siempre que sea posible, trata de abordar y solucionar sus inquietudes.
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2Responde al paciente con empatía. Es importante que sepa que te preocupa lo que siente. Tu empatía no solo lo ayudará a solucionar la situación, sino también a mantenerse tranquilo.[9]
- Podrías decir “Esto suena estresante” o “Puedo entender por qué estás tan alterado”.
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3Dale opciones al paciente. En ocasiones, el paciente se rehusará a cumplir el tratamiento o las reglas del centro. Cuando esto ocurra, reconocer sus sentimientos y darle opciones podrá ayudar a guiarlo hacia tu resultado deseado. Las opciones permitirán que el paciente sienta que tiene cierto control de la situación.[10]
- Podrías decirle “Parece que no quieres ir a la sesión de grupo de hoy. Es importante para tu plan de tratamiento que participes. Si no quieres ir a esta sesión, puedes ir a la de la tarde o puedo programar una sesión privada para tu plan de tratamiento”.
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4Modifica tu tratamiento para que coincida con la personalidad del paciente. Es más fácil tratar al paciente si entiendes su personalidad y adaptas el tratamiento a ella. Esto se debe a que la manera en la que cada paciente acepta y aborda el tratamiento es diferente. Hay cuatro rasgos de la personalidad diferentes que pueden afectar la forma en la que la persona aborda el tratamiento:[11]
- Dependiente: una persona que siente que depende de otros esperará ayuda y quizás incluso una recuperación total. Por lo general, cumplirá con las indicaciones, pero tal vez no adopte acciones por su cuenta.
- Histriónica: una persona con personalidad histriónica podría ser más dramática en torno a la manera en la que se presenta. Ella podría exagerar sus síntomas para buscar atención.
- Antisocial: estos pacientes podrían oponer resistencia al tratamiento y mostrar desdén por su equipo médico.
- Paranoica: los pacientes paranoicos podrían oponer resistencia al tratamiento debido a que no confían en el doctor o dudan de lo que les dicen.
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5Nunca le mientas al paciente para hacer que cumpla las indicaciones. Mentir podría parecerte una buena opción si el paciente se rehúsa a cumplir las indicaciones, pero esto empeorará las cosas a largo plazo. Esto comprende a las acciones como ocultar el medicamento en la comida del paciente, prometer que no lo inmovilizarás y luego hacerlo, o prometerle un premio y no dárselo. Esto hará que desconfíe de ti y oponga una mayor resistencia en el futuro.[12]
- Si el plan de tratamiento del paciente sugiere seguir el juego a un delirio que tenga, debes mentir cuando sea apropiado para no cuestionar el delirio.
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6Trata a los pacientes psiquiátricos tan bien como tratarías a otro paciente. Lamentablemente, existen sesgos en contra de los pacientes psiquiátricos, sobre todo aquellos que se lastiman. Esto puede evitar que los pacientes reciban el cuidado que necesitan para recuperarse de sus enfermedades. En algunos casos, los pacientes saldrán de alta más pronto de lo que deben, debido a las percepciones negativas por parte del personal.[13]
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7Mantén una documentación detallada. Los buenos registros son esenciales para brindar un cuidado excelente. Cada cuidador debe documentar el diagnóstico, el tratamiento y la información relacionada (como la recurrencia de los síntomas) del paciente. Esto garantizará que el equipo de tratamiento conozca todo su historial médico, de modo que puedan brindar un cuidado específico.
- Asimismo, una buena documentación te protegerá a ti y al personal en caso de que surja un reclamo por mala práctica.[14]
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8Haz que los familiares del paciente participen en su tratamiento cuando sea posible. En algunos casos, quizás no puedas hacer que los familiares participen, debido a las leyes como la Ley de Portabilidad y Responsabilidad del Seguro de Salud. Sin embargo, invita a los familiares a participar en el tratamiento del paciente siempre que sea posible. Esto mejorará su resultado, en especial luego de que regrese a casa.[15]
- Invítalos a una sesión de terapia familiar especial.
- Si está permitido, muéstrales el plan de tratamiento del paciente.
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Lidiar con el comportamiento agresivo
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1Revisa su plan de tratamiento. Si está disponible, el plan de tratamiento del paciente debe señalar las mejores prácticas para calmar su afección. Todos somos diferentes, y hay muchos motivos por los que un paciente puede volverse agresivo. Lo mejor es consultar su plan antes de adoptar medidas, si es posible.[16]
- En una situación de emergencia (como cuando el paciente o alguien más corra peligro), podrías no tener tiempo para consultar su plan de tratamiento.
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2Lleva al paciente a un entorno aislado y calmado. Podría ser su habitación personal o un espacio especial en el centro que tenga esta finalidad. Esto le dará tiempo para calmarse por su cuenta.[17]
- Esto funcionará mejor para los pacientes abrumados.
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3Retira u oculta todo objeto que podría usar para lastimar a los demás o a sí mismo. Haz tu mejor esfuerzo por protegerte a ti, a los demás pacientes y a la persona agresiva. Primero retira los objetos más peligrosos y no dejes nada que pueda lanzar u oscilar.[18]
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4Reconoce sus sentimientos para iniciar un diálogo. No discutas con la persona ni trates de explicar el motivo por el que sus sentimientos no son válidos. Esto solo la alterará más, lo que agravará la situación.[19]
- Di “Puedo notar que estás alterado. Dime qué puedo hacer para ayudarte a sentirte mejor”.
- No digas algo como “No hay motivo para estar furioso”.
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5No hagas amenazas. Puedes sentir la tentación de decirle a la persona que las cosas empeorarán para ella si no se calma, pero esto suele ser ineficaz. En muchos casos, esto hará que el paciente se vuelva más agresivo. Las amenazas pueden comprender a asignar al paciente a una institución mental, prolongar el tratamiento, llamar a la policía u otro “castigo” indeseable. En lugar de ello, brinda ayuda.[20]
- Evita las frases como “Si no dejas de gritar, voy a llamar a la policía” o “Estás a punto de hacer que agregue dos semanas más a tu estadía”. En lugar de ello, podrías decir “Puedo notar que estás furioso y quiero ayudarte a solucionar estos sentimientos. Estoy aquí para ayudarte”.
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6Administra un medicamento para calmar a la persona, si es necesario. En ocasiones, el paciente no se calmará sin una intervención. En este caso, podrías tener que administrarle un medicamento. Lo mejor es tratar de administrárselo sin inmovilizarlo.[21]
- Por lo general, estos medicamentos consistirán en antipsicóticos o benzodiacepinas.[22]
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7Emplea la inmovilización física solo cuando sea necesario. Esto suele reservarse para los hospitales con personal capacitado. Inmovilizar a una persona suele ser un último recurso, ya que permite que el personal médico administre medicamentos que calmarán al paciente.[23]
- Es peligroso inmovilizar a una persona que se comporta mal, así que ten cuidado.
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Lidiar con la enfermedad mental de un familiar
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1Aprende sobre esta enfermedad. Lee sobre la enfermedad en internet o en libros. Cuando sea apropiado, conversa con su doctor para entender la experiencia única de tu familiar. También es una buena idea que converses con él sobre ello, si se siente cómodo hablando sobre este tema.[24]
- Puedes conseguir recursos en internet, la biblioteca o una tienda de libros de tu localidad.
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2Apoya sus esfuerzos de recuperación. Indícale que estás allí para él y quieres que se tome el tiempo necesario para mejorar. En algunos casos, la persona podría haber estado controlando o afrontando sus síntomas durante toda su vida, con recaídas frecuentes. Indícale que estarás allí para ella.
- Conversa con su doctor o trabajador social, cuando sea apropiado.
- Dile a tu ser querido que te gustaría ayudar con su plan de tratamiento, si se siente cómodo con ello. Podrías decirle “Te quiero y quiero que te sientas mejor. Estaré feliz de leer tu plan de tratamiento y ayudarte de cualquier manera en la que pueda, si esto no te incomoda”.[25]
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3Habla usando frases en primera persona cuando hables sobre los problemas en la relación. Es probable que sea necesario que confrontes los problemas de vez en cuando. Si debes abordar un problema, siempre formúlalo usando frases en primera persona (no en segunda). Esto hará que tus comentarios se centren en ti, no en la otra persona.
- Por ejemplo, dile “Me siento amenazado cuando lanzas cosas por frustración. Me sentiría más seguro si conversaras con tu terapeuta para reducir estos impulsos”.
- No digas algo como “¡Siempre lanzas cosas y me asustas! ¡Tienes que detenerte!”.
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4Controla tus expectativas para su recuperación. Muchos pacientes dedican toda su vida a controlar su enfermedad. Incluso con el tratamiento, podría seguir experimentando síntomas. No lo presiones para que “actúe con normalidad” o asuma responsabilidades. Esto podría generar un conflicto en la relación o un retraso, o peor aún, ambas cosas.[26]
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5Únete a un grupo de ayuda. Compartir tus experiencias con las personas en una situación similar puede ayudarte a afrontarla mejor. No solo te escucharán, sino que también podrán darte consejos útiles. También podrás aprender más sobre la afección de tu ser querido.
- Pídele al doctor o el centro de tratamiento que te recomienden uno.
- Llama a los centros de salud mental para buscar grupos, o busca en internet.
- Por ejemplo, podrías unirte a un centro local de la National Alliance on Mental Illness (NAMI) o un ente similar en tu región.[27]
- Si es posible, busca un grupo de ayuda abierto al que tu ser querido y tú puedan asistir juntos.